¿Qué clase de modelos somos?

Los padres (o cualquier adulto a cargo del cuidado y la crianza) somos modelos a seguir de nuestros hijos. Y esto no es algo que yo me haya inventado, ni tampoco mi abuela. Está de más decir que esas mentecitas en blanco se van nutriendo poco a poco de todo cuanto experimenten en su entorno, de lo que observan, de lo que escuchan, en fin, de todo lo que perciben.

Hoy estuve leyendo varios comentarios de Alexander RodríguezDarío Martínez Batlle  en un post originado por Gibrán Abreu en Google +. La publicación trataba, entre otros tópicos,  sobre fitness y las motivaciones de cada quién para emprender una rutina de ejercicios y mantenerse.

Dentro de la interacción que se dio, uno de los caballeros mencionó su deseo de ser todo un papá atlético y saludable para sus futuros hijos, quizás y orillado por la experiencia que él tiene con su propio padre.

Dicho esto, me surge una pregunta. ¿Realizan (o realizaban) sus padres alguna actividad (laboral o recreativa) de manera constante? ¿Qué sienten ustedes respecto a dichas actividades? ¿Les gusta?

La pregunta es por obvias razones. Los padres son los primeros maestros de los niños, y los más importantes. Muchos padres se enfocan en enseñarles a los hijos a saludar, a utilizar las distintas frases de cortesía, a compartir con los demás y fomentamos el compañerismo desde que ingresan a la guardería. Genial.

Sin embargo, creo que nos olvidamos de muchas cosas importantes. ¿Dónde quedan los buenos hábitos de leer, ahorrar, alimentarse bien y ejercitarse regularmente?  Sí, que ya sé que algunos dirán que soy la menos indicada para hablar de eso último, pero, por algo es que lo digo.

En casa crecí viendo a mi madre ahorrar las monedas que sobraban de la quincena en una vieja lata de jugo de pera (los dominicanos sabrán). Ella también tomaba cualquier pedazo de papel y rápidamente lo convertía en pequeñas figuras de Origami con los que me entretuve por mucho tiempo. Por su parte, mi padre es un lector voraz, carpintero creativo y un severo crítico de cine.  No puedo asegurarlo a plenitud, pero es muy probable que mi gusto empedernido por la lectura y las manualidades tenga sus causas en mi infancia. Que haya podido independizarme económicamente sin caer en gastos engorrosos también es producto de todo lo que vi de niña.

No obstante, muchas otras cosas las aprendí después de adulta, pasando una que otras penas y pensando dentro de mí que  «Si a lo mejor…».  Obviamente, la japonesa en mí no puede permitirse ponerle peros a la manera en que sus padres le criaron. Entiendo que ellos hicieron lo mejor posible. Por esas razones, prefiero emular todo lo bueno que recibí de ellos e incorporar aquellas cosas que no experimenté, pero que considero importantes para el desarrollo saludable (en todos los aspectos) de mi hijo.

Nuestra responsabilidad como padres es AMPLIA. No es solamente hacer de esa criatura, una persona de bien. No es simplemente educarle académicamente, animándole a desarrollar sus propias destrezas y conseguir éxito profesional. También es importante enseñarles a cuidar de su salud para lograr todo lo anterior, a leer e indagar constantemente para satisfacer sus dudas, a ser organizados con sus finanzas, y lo más importante, incentivarlos a ser ellos mismos.

Mi responsabilidad como madre consiste en ser lo mejor posible para él, para que a su vez él pueda ser lo mejor para la sociedad.  ¿Por qué no empezar hoy siendo un mejor modelo de adulto, de ser humano, de individuo?

4 comentarios en “¿Qué clase de modelos somos?

  1. Jeje, muy buen texto mi japonesita linda, sembrar lo que queremos cosechar, sabes, ya no tengo hijo mayor (blanquito), ya es bien indio «por el sol», ese basket se lo está comiendo 🙂 :p

  2. Querida Meli. Gracias por tu lindo comentario.
    Hay que sembrar cosas buenas, tanto como se pueda, para que ese fruto pueda cosecharse bien.

    Me imagino lo quemadito que debe de estar tu hijo. Con su talento, llegará a torneos superiores y hasta más allá. 🙂

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